Carolina es española y está casada con un ecuatoriano. Tras una temporada en Ecuador, ella y su marido decidieron volver a Galiza junto a su bebé, enfermo de anemia. Al acudir al centro de salud, le deniegan asistencia porque el niño carecía de tarjeta sanitaria. A base de insistir consigue que le vea un médico, pero se niegan a realizarle ningún tipo de análisis mientras no tenga tarjeta sanitaria.
Para mayor agravio, días después su marido acude a urgencias por un problema intestinal que le había hecho perder peso de forma alarmante, y una semana después le llega una factura de 300 euros por la atención recibida.